- Cuando describe una característica más del producto después de que el rostro del cliente ya indicó está decidido comprar. Al describir una característica adicional lo único que podría lograr a estas alturas es provocar una objeción que el cliente nunca había considerado.
- Cuando inicia una reunión o discurso diciéndole a su audiencia que no está bien preparado o que lo hizo a último minuto. Como mínimo, esto demuestra una falta de respeto hacia la importancia del evento o hacia los demás participantes. En la mayoría de los casos, usted también disminuye el poder de sus conclusiones.
- Cuando formula una pregunta que muestra que usted no tiene ni la más mínima idea sobre algo que realmente debería entender. Lo sé, las personas a menudo dicen que no existen las preguntas tontas. Pero, honestamente, eso es simplemente… bueno, tonto. A veces es mucho más inteligente investigar un poco (o preguntarle a un amigo) para saber más del tema y luego volver con preguntas inteligentes.
- Cuando trata de decir algo gracioso después de que un primer comentario suyo fue claramente divertido. Casi nunca funciona. Deténgase cuando va ganando.
- Cuando le asegura a las personas que no sucederá lo que ellas jamás habrían imaginado. Cuándo un piloto de avión notifica a sus pasajeros que el avión tiene suficiente combustible para realizar el vuelo que está por iniciar.
Fuente: http://www.hbral.com//blog/blog.asp?modulo=2&idBlog=10
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