Una fábula de los tiempos modernos
Claudia, 23 años, cursaba el último año de sus estudios en la Facultad.
Tal como suele ser frecuente en el medio universitario, la estudiante pensaba que era de izquierda y, como tal, estaba a favor de la distribución de la riqueza.
Se avergonzaba de su padre porque era de derecha y estaba en contra de los programas socialistas.
La mayoría de los profesores de la universidad le habían asegurado que la de su papá, era una filosofía equivocada.
Un día, ella decidió enfrentar a su padre. Le habló del materialismo histórico y la dialéctica de Karl Marx tratando de hacerle ver cuán equivocado estaba al defender un sistema tan injusto.
En eso, como queriendo hablar de otra cosa, su padre le preguntó:
- ¿Y cómo van tus estudios universitarios?
-Van bien -respondió la hija, muy orgullosa y contenta- Tengo 9 de promedio hasta ahora. Me cuesta bastante trabajo, no voy a los boliches, no salgo, no tengo novio y duermo 5 horas al día, pero éste año me recibo.
Entonces el padre le preguntó:
- Y a tu amiga Soledad, ¿cómo le va?
Sofía respondió muy segura:
- Bastante mal, Sole tiene 4 de promedio aunque, eso sí: ella va a todas las fiestas, duerme hasta tarde, no hace nada y no se cuando se va a recibir.
El padre le respondió:
- Entonces, hablá con tus profesores y pedile que le transfieran 2,5 de los9 puntos tuyos a ella. Sería una buena y equitativa distribución de notas porque así las dos tendrían 6,50 y aprobarían las materias.
Indignada, Sofía le respondió:
- ¿Estás loco papá? ¡Me rompo el traste para tener 9 de promedio! ¿Te parece justo que todo mi esfuerzo le pasen a una chanta, vaga, que no se calienta por su carrera? Aunque sea mi mejor amiga… ¡¡No pienso regalarle mi trabajo!!
Su padre la abrazó cariñosamente y le dijo:
- ¡Bienvenida a la derecha!
Moraleja:
Todos somos rápidos para repartir lo que es ajeno.
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