lunes, 5 de marzo de 2012

Alianzas globales, impactos locales


Energías Limpias › Microempresas y cambio climático



Una consultora europea, una microfinanciera regional y pequeños inversores locales podrían cambiar los Andes peruanos acercando energías limpias accesibles a las mipymes

Lucy Conger / Especial MicAméricas
Febrero 29, 2012
Cada año miles de turistas y montañistas de todo el mundo visitan Chivay, una pintoresca comunidad en el sureste de Perú que es puerta de entrada al Cañón del Colca. La región es famosa por sus festivales indígenas, cóndores y vicuñas errantes y aguas termales. Pero el gran atractivo para muchos aventureros son las vistas desde las montañas: el Colca es uno de los valles más profundos del mundo pues desde los 5.000 metros de la cima de la montaña más alta hasta los 900 metros sobre el nivel del mar a orillas del río homónimo exhibe un desnivel de más de 4.000 metros.
En la noche, las temperaturas de Chivay suelen ser bajo cero y hasta los turistas más recios desearían una ducha de agua caliente luego de haber caminado horas durante el día. Ahora estos aventureros podrían cumplir su deseo gracias a una innovadora asociación entre una empresa de consultoría de energías limpias, una microfinanciera regional y las inversiones locales de los propietarios de albergues económicos. Las duchas de agua caliente serán alimentadas por energía solar y de esta manera resultarán amigables con la región montañosa de Perú, donde el cambio climático está derritiendo los glaciares.
MicroEnergy Internacional, una consultora alemana que desarrolla soluciones para brindar acceso a energía justa y sostenible, identificó a los calentadores solares de agua como una de las tecnologías limpias y eficientes más al alcance de las pequeñas empresas. Por su parte, Fondesurco, una institución microfinanciera (IMF) enfocada en microempresarios rurales de bajos ingresos y pequeños agricultores del sureste de Perú, está proporcionando pequeños préstamos para que las empresas adopten esa tecnología. Una vez que los calentadores solares se hayan instalado, los modestos albergues que actualmente carecen de agua caliente podrían cuadruplicar sus tarifas a casi US$ 10 por noche.
Impacto aquí y allá
Este esfuerzo por involucrar a las pequeñas empresas y a las IMF para la adopción de energías limpias es parte de las “finanzas verdes”, un nuevo tipo de préstamos que pretende promover acciones de impacto positivo en el medio ambiente —sin importar qué tan pequeño o grande es ese impacto. Las “actividades verdes” de micro y pequeñas empresas pueden abarcar desde el reciclaje y la agricultura orgánica hasta la adopción de combustibles renovables y fuentes de energía eficientes. “Tanto Perú como algunos países de Centroamérica son lugares privilegiados para la financiación verde pues son muy vulnerables al cambio climático y sus industrias microfinancieras son fuertes”, dice Sebastian Groh, consultor de MicroEnergy Internacional.
Las oportunidades para este tipo de financiamiento suelen encontrarse con mayor facilidad cerca de casa que en un lejano paraje montañoso como Chivay. Pero en Lima, Mibanco, el mayor banco peruano para microempresas, revisó su cartera y encontró más de 7.000 clientes que ya trabajan en un negocio verde: los recicladores que rastrillan los basurales en busca de trozos de metal, cartón y plástico para vender luego a las empresas de reciclaje. “Esta es una actividad verde que podría ser poderosa si nuestros clientes obtienen un préstamo especial y, junto con ello, reciben capacitación para ampliar sus actividades”, dice Carolina Benavides, gerente de Activos Sociales de Mibanco.
Las finanzas verdes están recibiendo mayor impulso del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) a través de préstamos y donaciones a IMF como a pequeñas empresas para que adopten prácticas o tecnologías respetuosas del medio ambiente. EcoMicro, por ejemplo, es una nueva iniciativa en la cual el BID y el Fondo Nórdico para el Desarrollo (NorFund) aportaron US$ 7 millones para asistencias técnicas en IMF que quieran reorientarse hacia las “industrias verdes”. Las IMF deben presentar propuestas para obtener asesoría en tres áreas: aumento de la eficiencia energética en las operaciones internas, desarrollo de nuevos productos financieros verdes para sus clientes y protección de la cartera de crédito frente a pérdidas que pudieran derivarse del cambio climático.
Los productos de financiamiento verde podrían incluir tanto préstamos para ayudar a las pequeñas empresas a ser más eficientes mediante el reemplazo de sus refrigeradores viejos por nuevos modelos que consumen menos electricidad, por ejemplo, como también créditos individuales para personas que compren electrodomésticos basados en combustibles renovables. “La adaptación al cambio climático es un reto importante, especialmente para las IMF con carteras concentradas en un sector sensible al clima como la agricultura o el ecoturismo”, dice Greg Watson, líder del equipo de Cambio Climático del Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), miembro del Grupo BID. Los préstamos también podrían financiar la compra de semillas para los agricultores o la construcción de muros de contención para proteger de las inundaciones al turismo que reciben los eco-hoteles.
Con ese objetivo en mente, el BCIE lanzó en 2011 en Centroamérica “Mypyme Verde”, una línea de crédito de US$ 44 millones y un subsidio de hasta US$ 4 millones, para financiar el uso de combustibles renovables y la eficiencia energética. También han contribuido a esta iniciativa el programa LIFE, financiamiento para la protección del medioambiente de la Unión Europea, y el banco de desarrollo alemán KFW.
Los subsidios del BCIE pueden financiar auditorías energéticas para motivar a las empresas a adoptar medidas de ahorro energético como la instalación de hornos industriales mejorados, la modernización de instalaciones eléctricas, el cambio de motor diesel a gas natural en sus flotillas o el uso de bagazo en las plantas de procesamiento de alimentos que generan residuos orgánicos. Los préstamos del BCIE, en cambio, se dirigirán a fortalecer la estrategias que hagan posibles esas prácticas. “Se destinarán a entidades financieras, reguladas y no reguladas, que estén enfocadas en micro y pequeñas empresas y a desarrolladores para que financien la generación de energía con combustibles renovables”, dice Sergio Avilés, coordinador de la Unidad de Financiamiento para las Mayorías (FINAM), del BCIE.
Mejores (y más verdes) prácticas
Para dar un salto cualitativo, las IMF necesitan desarrollar nuevos conocimientos, especialmente sus analistas de crédito y profesionales de marketing, para crear productos verdes que tengan buen desempeño en su cartera. Por ejemplo, los analistas de crédito deben aprender a calcular el ahorro que supone “reverdecer” un negocio o vivienda y saber estimar el flujo de efectivo que sus clientes necesitan para aumentar la eficiencia energética. Los fondos del BID y del BCIE pueden financiar la capacitación del personal y los servicios de consultoría para que las IMF aprendan a analizar los proyectos de biogás y las nuevas tecnologías agrícolas. Por su parte, MicroEnergy Internacional asesora a las IMF en la selección de productos financieros de eficiencia energética, en el diseño de los préstamos verdes y en la redacción de contratos de garantía y servicio de las nuevas tecnologías.
El financiamiento verde es un área cada vez más prometedora para las IMF porque les permite ampliar la base de clientes y la cartera de préstamos, ofrecer nuevos servicios a los prestatarios y mejorar la imagen institucional. “Queremos aumentar la calidad de vida de los clientes de las IMF; hoy tienen malas soluciones energéticas que contaminan más y gastan más en energía que los habitantes de los países desarrollados”, dice Groh, de MicroEnergy Internacional.
La ola expansiva del financiamiento verde está atrayendo cada vez más jugadores. Uno de ellos es Banco Triodos, una entidad europea pionera en banca sostenible que presta dinero e invierte sólo en iniciativas, empresas o instituciones de microfinanzas que mejoren la vida de la gente y respeten el medio ambiente. Como inversor de Mibanco, Triodos brindó capacitación a los bancos en prácticas sostenibles. El primer paso, y tal vez el más importante, en el financiamiento verde es el desarrollo de la sensibilidad frente a los peligros del cambio climático. “El punto de partida para este tipo de financiamiento es aceptar que nuestro planeta es un desastre ambiental, y por lo tanto tenemos que asumir nuestra responsabilidad, encontrar el modelo de negocio y diseñar productos”, dice Benavides, de Mibanco. Pequeños pasos en zonas con alto consumo energético podrían contribuir a esa idea. Como las duchas calientes con energía solar para compensar las frías noches de los Andes peruanos.
El Banco Interamericano de Desarrollo no es responsable por el contenido editorial; los puntos de vista expresados en el artículo son del autor o autores


Fuente: http://www.iadb.org/micamericas/section/detail.cfm?language=Spanish&id=9161&sectionID=SPCAL

1 comentario:

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